sábado, 2 de mayo de 2009

doce menos cuarto

El sonido de la televisión de fondo y ruido de hielo que parten nuestros dientes, nada más. El mío es de fresa y el suyo de coca cola. Miro hacia atrás y por un momento envidio la vida de mi gato, espanzurrado, tiradazo, pero vaya, tampoco me cambiaría por él, el pobre tiene que aguantarme a diario y difruta de mi corazón maternal y disciplinado, no sé si sería fácil ponerme en su lugar.
Hoy no estoy muy love is in the air así que quiero desconectar de la cajita que me mira desde la derecha. He tenido un momento disléxico tremendo. Algún día aprenderé la lección y la podré asimilar en mi interior. Derecha. Izquierda. Pero bueno, esta canción ya me va animando más y casi ni necesito conocer las bases del espacio tiempo. Coin operated boy. Creo que no aguantaría a uno a mi lado, ni así ni de otro tipo, estoy demasiado narcisista/no me aguanto a mi misma ahora mismo. Contradictoria hasta mirándome las manos. Uñas negras. Las que quedan.
Pero bueno voy a empezar a narrar lo que me obliga esa batería con ecos de garaje. Por un momento me viene a la cabeza un pasado no demasiado lejano, lleno de negro y conciertos en mente. Pero esa bata, esa bata azul que ha sustituido al hielo hace que recordarnos como dos adolescentes histéricas sea un poco más difícil. El arroz con leche tampoco ayuda.
Voy a intentar centrarme. El primer orgasmo. Por un momento me hace sentir triste no recordar cual fue, ni cuando, ni con quien. Bueno eso creo que ya lo sé, porque estaba sola. Al principio paraba antes, incapaz de sentir tanta "cosa", pero bueno no quería hablar de masturbación, ni de sexo. Haré un pequeño esfuerzo para que esto sean realmente otras perspectivas.
Hoy a la tarde he sentido mucho vértigo y sobre eso quiero escribir, a poder ser sin cambiar de tema en cada frase. Pensaba en el corto. Pensaba en cuando me grabé caminando hacia el final del tejado y he pensado que podía haber caído. He pensado en que podía haber empujado a Alba y que ella hubiera muerto. Pensaba que sería una broma, esos pequeños empujoncitos que se dan cerca del andén del metro para dar un susto pero de repente ella caía. No la he visualizado. Solo he pensado en el concepto. He pensado si en una situación así sería capaz de agarrarla y salvarle o si caeríamos las dos. He pensado también que la policía no me creería. Pero no me he planteado pensar en lo que realmente eso supondría. No sé, solo he sentido mucho vértigo pensando que la perdía y he recordado mis días de niña que padecía de. He recordado la angustia de notar la caída. Las veces en las que me quedaba abajo esperando. Mis sueños. Ese miedo. Y luego he pensado que el otro día jugué en ese tejado sin ningún miedo. Incluso me grabó mirando hacia abajo. No sé. Creo que ya no me afecta tanto. Quizá porque ya di un pequeño salto? Es una tontería, no era un salto en el que se viera la caída a pesar del evidente simbolismo. No sé.

Supongo que narrar un polvo es más fácil, dentro de la falta de orden de los actos. Me cuesta seguir el hilo de lo que escribo y me pongo a tirar por lo primero que pasa y eso pasa muchas veces entre frase y frase. Seguiré rascando mi hombro y mirando hacia algo pensando que piensa que intento llegar a alguna conclusión sobre... algo?

1 comentario:

  1. Nada como hablar (o practicar) sexo con Amanda Palmer deleitándonos los oídos...

    ResponderEliminar